En un proyecto junto a la NASA, científicos del Centro Aeroespacial Alemán, descubrieron la presencia de oxígeno atómico tanto en el lado diurno, como en el nocturno de Venus. Los resultados fueron publicados el martes en la revista Nature Communications. Utilizando el Receptor Alemán de Astronomía en Frecuencias de Terahercios (upGREAT, por sus siglas en inglés), a bordo del Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja de la NASA (SOFIA, por sus siglas en inglés) se midió por primera vez la concentración de oxígeno en la atmosfera de Venus.
Die DLR-upGREAT-Messungen erfolgten bei 4.74 THz und offenbarten Temperaturunterschiede von -120 °C auf der Tagseite bis -160 °C auf der Nachtseite in etwa 100 km Höhe. 🌡️ Diese Beobachtungen helfen, die einzigartigen Charakteristiken der Erde und der Venus zu verstehen. 2/2 pic.twitter.com/CUwCB07SaO
— DLR_de (@DLR_de) November 8, 2023
Según los científicos, el oxígeno atómico de Venus oscila entre unos -120 grados centígrados en la cara diurna y -160 en la cara nocturna del planeta, y se deduce que el gas permanece principalmente alrededor de una elevación de aproximadamente 100 kilómetros, entre las dos corrientes atmosféricas opuestas del planeta. Los científicos creen que la capa de oxígeno atómico se produce por la radiación ultravioleta procedente del Sol, que descompone el dióxido y el monóxido de carbono de la atmósfera de Venus en oxígeno atómico y otras moléculas. En este proceso, conocido como fotólisis, los fotones de alta energía chocan con las moléculas de carbono y las obligan a desintegrarse.
Aunque Venus es considerado el ‘planeta hermano’ de la Tierra, por su cercanía y similitud en tamaño, está compuesto en un 96 % por dióxido de carbono y las temperaturas de la superficie pueden alcanzar hasta los 450 grados centígrados, por lo que siempre ha sido un misterio para los científicos por qué ambos planetas se han desarrollado de forma tan distinta. La detección de oxígeno atómico en Venus, aunque no es igual al oxígeno molecular que se respira en la Tierra, y su concentración es diez veces menor, podría revelar datos importantes sobre el cuerpo celeste.