Investigadores de la Universidad de Catania (Italia) descubrieron recientemente que Vlad el Empalador, príncipe de Valaquia del siglo XV que inspiró la creación del conde Drácula, podría haber sufrido de una rara condición que lo hacía llorar lágrimas mezcladas con sangre.
Para llegar a tal conclusión, los expertos, liderados por el químico Vincenzo Cunsolo, analizaron tres cartas escritas en papel de trapo por Vlad Tepes en Transilvania, en 1457 y 1475, en las cuales se dirigía a los líderes de la ciudad de Sibiu (en la actual Rumania) sobre la recaudación de impuestos y otros temas. Usando una técnica no dañina para analizar el documento, conocida como etileno-acetato de vinilo, se recolectaron proteínas y péptidos que luego fueron aislados. “Caracterizamos alrededor de 500 péptidos, de los cuales alrededor de 100 eran ciertamente de origen humano”, escriben los autores del estudio, publicado en la revista ACS Analytical Chemistry.
Entre las muestras estudiadas, tres de las moléculas antiguas de una misiva de 1476 estaban asociadas con proteínas que se encuentran en la retina y en las lágrimas, lo que sugirió que la figura histórica pudo haber sufrido de una condición conocida como hemolacria, que provoca que la persone derrama lágrimas teñidas de sangre. “Aunque los datos proteómicos no pueden considerarse exhaustivos por sí solos, en conjunto estas identificaciones podrían indicar que Drácula ‘lloró lágrimas de sangre'”, observaron los científicos.
Asimismo, también hallaron péptidos y proteínas en las tres cartas que sugerían que Vlad Tepes podría haber tenido un trastorno genético llamado ciliopatía, que habría afectado sus órganos y la función celular, así como procesos inflamatorios que repercutieron en sus vías respiratorias y en la piel. No obstante, Stanley Stepanic, profesor de la Universidad de Virginia especializado en folklore eslavo y de vampiros, se mostró escéptico sobre los resultados expuestos en el estudio.
“En el registro histórico no tenemos evidencia de que Vlad Drácula derramara lágrimas de sangre”, afirma, citado por New York Post. En esa línea, señaló que cualquiera que toque las cartas analizadas podría haber depositado sus secreciones allí durante más de 500 años. Los investigadores del reporte alegaron que, si bien muchas personas durante la época medieval pudieron haber tocado las letras, las proteínas más antiguas extraídas probablemente pertenecían al autor de los documentos, reportó RT.