Defensores de la libertad de expresión arremetieron contra el proyecto de Ley de Daños en Línea, o C-63, presentado el pasado 26 de febrero por el Gobierno de Canadá, la cual permitiría la encarcelación de hasta por vida por infringir las leyes de expresión en redes sociales.
Aunque el Gobierno canadiense y los defensores de la ley afirmaron que ayudará a hacer más seguras las plataformas en línea, sus detractores la calificaron de “totalitaria” y “orwelliana” por su represión de la libertad de expresión. El proyecto de ley también podría permitir a un juez, en algunos casos, imponer castigos si hay motivos razonables para creer que alguien cometerá un delito de odio. El abogado estadounidense Jonathan Turley considera a la medida como el último paso en una serie de leyes perjudiciales contra la libertad de expresión en Canadá, ya que la ley aumenta las penas para “todo lo que se considere discurso de odio”, que, según él, es un delito “peligrosamente mal definido”.
“Es muy probable que no acabe ahí” afirmó Turley explicando que, aunque en un principio la ley permitiría imponer castigos para quienes “apoyen el genocidio”, cuando las penas entren en vigor, todos los demás grupos exigirán un trato similar para quienes tengan opiniones contrarias a sus causas. Jordan Bernt Peterson, reconocido psicólogo clínico canadiense, también se pronunció contra el proyecto, advirtiendo que incluso los activistas liberales consideran que reprime la libertad de opinión. “Si hasta la madre de las feministas progresistas de Canadá piensa que el proyecto de ley es peligroso, entonces tal vez el resto de nosotros deberíamos pensarlo dos veces”, escribió, refiriéndose a las críticas hechas por la escritora canadiense Margaret Atwood.
Anteriormente, Atwood calificó la medida de “orwelliana”, asegurando que podría abrir las “posibilidades de venganza, acusaciones falsas y delitos de pensamiento. Asimismo, el escritor norteamericano Stephen Moore afirmó que la ley era “la más chocante de todas las leyes totalitarias, antiliberales y contrarias a la ilustración que se han introducido en el mundo occidental en décadas”. Por su parte, el Centro de Justicia para las Libertades Constitucionales de Canadá, abrió una petición para detener el proyecto de ley, afirmando que “es el ataque más agresivo contra la libertad de expresión” en la historia moderna del país, y de ser aprobada “cualquier canadiense podría ser procesado” por la Comisión Canadiense de Derechos Humanos “por cualquier cosa que diga que otra persona pueda considerar como ‘odio'”.