Un nuevo estudio ha concluido que las personas que corren una milla (1,609 kilómetros) en menos de cuatro minutos pueden llegar a alargar su vida cerca de cinco años más, lo que contraviene la teoría de que el ejercicio extremo puede ser perjudicial para la salud, recoge Daily Mail, que cita al autor de la investigación, publicada en la revista British Journal of Sports Medicine.
Durante años, se ha sugerido que, aunque el ejercicio regular es importante para la salud cardiaca, un exceso de actividad extenuante puede tener resultados perjudiciales y provocar una muerte temprana, ya que inmediatamente después de una sesión de ejercicio extremo “se liberan algunas proteínas que sugieren que el corazón puede haber sufrido algún daño”, explica Stephen Foulkes, investigador de la Universidad de Alberta (Canadá) y uno de los coautores del estudio, reveló New Scientist.
Sin embargo, Foulkes asegura que esto es algo a lo que nuestro cuerpo puede adaptarse y que el ejercicio extremo puede ser incluso más beneficioso para el organismo. “El ejercicio provoca estrés, pero es un estrés que nuestro cuerpo está diseñado para afrontar, para adaptarse a él y fortalecerse”, concluye. Para entender los efectos del ejercicio extremo, Foulkes y su equipo analizaron la esperanza de vida de los primeros 200 atletas de los que se tiene constancia que corrieron una milla en menos de 4 minutos, entre 1954 y 1974, marca que ha sido superado sólo por 1.755 atletas en la historia.
Todos ellos eran hombres nacidos entre 1928 y 1955. Cuando se inició el estudio en diciembre de 2023, sesenta de los corredores ya habían fallecido con una edad promedio de 73 años. Los que aún seguían vivos tenían una media de 77 años. Teniendo en cuenta el lugar y el año de nacimiento de cada atleta, el equipo concluyó que vivieron de promedio una media de 4,7 años más que la población en general. Según Foulkes, esto se debe a que, al correr, incluso de forma extrema, los atletas obtienen los mismos beneficios para la salud cardiaca que las personas normales, con la diferencia de que ellos, probablemente, tuvieron que entrenar entre nueve y 12 horas a la semana, mientras que una persona promedio realiza entre 15 minutos y una hora de ejercicio intenso.