Científicos de la Universidad de Tel Aviv en Israel, recientemente descubrieron al primer organismo multicelular, que no necesita oxígeno para vivir. Extraordinario hallazgo que no solo cambia nuestra comprensión de cómo la vida podría funcionar aquí en la Tierra, sino que también puede tener importantes implicaciones para la búsqueda de vida extraterrestre, ya que criaturas similares podrían haber evolucionado en planetas y lunas sin oxígeno, informó el portal 20 minutos.
A diferencia de lo que se pensaba hasta hace muy poco, no todos los animales que habitan la Tierra necesitan oxígeno para vivir. Los científicos de Israel descubrieron un parásito común en el salmón llamado Henneguya salminicola, un organismo multicelular que no tiene genoma mitocondrial y por tanto, hace su vida completamente libre de la dependencia de oxígeno. La criatura que pertenece a la familia de los cnidarios, animales simples que viven exclusivamente en ambientes acuáticos, incluyendo a medusas, pólipos, corales, anémonas e hidras, fue descubierto por los científicos en 2020.
En los seres multicelulares, todas las células, salvo los glóbulos rojos, tienen una gran cantidad de mitocondrias, esenciales para el proceso de respiración. Estas descomponen el oxígeno para producir una molécula llamada trifosfato de adenosina, que los animales utilizan para impulsar los procesos celulares. Hasta ahora, se sabía que algunos organismos eran capaces de sobrevivir en condiciones de hipoxia o bajo nivel de oxígeno, pero poco o nada se conocía acerca de la existencia de organismos multicelulares que fuesen capaces de vivir sin él.
Fue así como un equipo de investigadores dirigido por la Dra. Dayana Yahalomi de la Universidad de Tel Aviv, decidió analizar detalladamente el ADN de este parásito similar a las medusas. Al emplear una secuenciación profunda y microscopía de fluorescencia, los científicos descubrieron que esta criatura había perdido su genoma mitocondrial así como su capacidad de respiración aeróbica. Habla la Dra. Yahalomi: “Nuestro descubrimiento confirma que la adaptación a un entorno anaeróbico no es exclusiva de las eucariotas unicelulares, sino que también ha evolucionado en un animal parásito multicelular”.