La NASA ha logrado restablecer el contacto completo con la sonda espacial Voyager 2, utilizando su transmisor de mayor potencia para enviar un grito interestelar que modificó la orientación de la antena de la nave espacial. Lanzada en 1977 para explorar los planetas exteriores, y servir como un faro de la humanidad para el universo, La Voyager 2 actualmente está a más de 20 mil millones de kilómetros de nuestro planeta, mucho más allá de los límites del sistema solar.
No se esperaba que el problema de comunicación se resolviera hasta al menos el 15 de octubre, cuando Voyager 2 está programada para llevar a cabo una maniobra de realineación automatizada. Pero el martes, los ingenieros detectaron una señal de la nave, aunque todavía era demasiado débil para leer los datos que enviaba. Y el pasado viernes, el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, que construyó y opera la sonda, aseguró que había tenido éxito en un esfuerzo a largo plazo para enviar instrucciones que enderezaran la nave.
El comunicado de la NASA afirma: “La Red del Espacio Profundo utilizó el transmisor de mayor potencia para enviar el comando y lo cronometró, para que se enviara durante las mejores condiciones de seguimiento de la antena, con el fin de maximizar la posible recepción del comando por parte de la nave espacial”. (Insert)
Este llamado grito interestelar, requirió 18 horas y media de viaje a la velocidad de la luz para llegar a la Voyager, y los controladores de la misión tardaron 37 horas más en saber si el comando funcionaba. La sonda comenzó a devolver datos científicos y de telemetría el 4 de agosto, indicando que está funcionando normalmente, y que se mantiene en su trayectoria esperada.
La Voyager 2 dejó el sistema solar en diciembre de 2018, y actualmente está viajando a través del espacio entre las estrellas. Llevando consigo un disco de cobre chapados en oro, destinado a transmitir la historia, cultura y datos científicos de nuestra civilización a los extraterrestres que la encuentren.