Durante las últimas noches, la Tierra ha estado siendo bombardeada por luces verdes y rojas que brillan por los cielos. El reciente fenómeno de auroras boreales se debe a que estamos siendo golpeados por tormentas solares, ya que enormes salidas de material solar se estrellaron contra nuestro campo magnético., reportó Live Science.
Aunque es un fenómeno regular, los científicos no habían registrado tormentas tan poderosas desde 2003. La inmensa tormenta geomagnética se originó a partir de una enorme mancha solar llamada AR3664, que es más de 15 veces más ancha que la Tierra y desató una serie de ráfagas solares, incluyendo al menos cinco que lanzaron nubes de plasma y radiación en nuestro planeta. Estas nubes luego se estrellaron contra el campo magnético alrededor de la Tierra, debilitando temporalmente nuestro escudo protector y permitiendo que las partículas cargadas excitaran los gases en la atmósfera, lo que creó los impresionantes espectáculos de luz que se presenciaron los últimos días.
Los colores producidos en una aurora dependen de qué gases son excitados por las partículas del sol y de cuánta energía se intercambia entre ellos. El oxígeno es responsable de los tonos verde y rojo, mientras que los tonos rosados fueron causados también por el oxígeno o el nitrógeno. Durante varias noches seguidas, estas condiciones han persistido, produciendo tormentas geomagnéticas a nivel G5. Estos están etiquetados como extremos, la clase más poderosa de tormentas solares que azotan nuestro planeta. Y pueden ser peligrosos.
Las Grandes Tormentas del 2003 produjeron fluctuaciones de la red eléctrica en toda América del Norte, un corte de energía en Suecia y destruyeron 12 transformadores de centrales eléctricas en Sudáfrica. Las tormentas solares actuales, hasta lo que sabemos, no han producido ningún daño, aunque se han reportado irregularidades en la red eléctrica en algunos países. Aunque estas tormentas podrían crear sobrecargas en las redes eléctricas, así como los satélites y las comunicaciones de radio de alta frecuencia pueden verse interrumpidos, lo que podrían provocar un caos en una sociedad tan dependiente de la electricidad y los satélites como la actual. Por lo que los científicos se mantienen monitoreando la actividad solar de forma permanente, en caso de algún riesgo.