El Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto ha puesto los puntos sobre las íes en la polémica por la representación de su antigua reina como una mujer de raza negra en el nuevo documental de Netflix sobre Cleopatra, informó RT.
Lejos de parecerse a la actriz afroamericana Adele James, que interpreta a la reina egipcia en el documental, Cleopatra tenía, en cambio, un aspecto más griego: “era de piel clara y rasgos helenísticos”, sentenció el ministerio en un comunicado difundido este jueves. Para despejar las dudas, la mejor prueba de sus verdaderas facciones y raíces macedonias son las antiguas estatuas y los bajorrelieves preservados con su imagen, agregó. Mostafa Waziri, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, declaró que la representación de Cleopatra como una mujer negra es “una falsificación de la historia egipcia y una flagrante falacia histórica”, subrayando que Netflix posiciona la película como un documental y no como una obra dramática.
La creación de un documental supone que esté basado en hechos históricos y científicos en lugar de en una visión artística, mientras que los encargados de la producción deben investigar con precisión el tema, y en este caso tenían que consultar con arqueólogos y antropólogos para garantizar que la obra carezca de falsedades sobre la historia y civilizaciones enteras, argumentó. Al destacar el pleno respeto por las civilizaciones africanas y sus hermanos del continente, Waziri aclaró que el rechazo que ha generado el nuevo documental de Netflix incluso antes de su estreno oficial no tiene nada que ver con el racismo étnico y se debe a la defensa de la historia de Cleopatra, que fue una figura importante para Egipto.
La reina descendía de una antigua dinastía macedonia fundada a orillas del Nilo por el rey Ptolomeo I, uno de los generales de Alejandro Magno, y gobernó Egipto durante casi 300 años. La investigadora Samia al Mirghani apuntó que los estudios de ADN de momias y huesos de la época del Antiguo Egipto confirmaron que los egipcios de la época no portaban características de los africanos subsaharianos, ya sea en la forma del cráneo, el ancho de las mejillas y la nariz o la mandíbula superior.